Mostrando entradas con la etiqueta mente. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mente. Mostrar todas las entradas

martes

Muerte

No creamos que por estar de espaldas a la muerte, no nos hará un día mirarla cara a cara.
Inevitablemente suceden hechos cercanos a la muerte a nuestro alrededor, que nos recuerdan nuestro ciclo vital.
Y nos preguntamos cómo podemos estar preparados para ello.

miércoles

Constante cambio.

El cambio...todo el mundo lo tememos y no sabemos cómo gestionarnos ante ello. Más si es un cambio que nos produce un impacto profundo, una pérdida del tipo que sea, si forma parte del proceso irreversible del envejecimiento, la enfermedad o la muerte.
Como decimos en Mindfulness, cada respiración es como el ciclo de una pequeña vida, nace y muere y en medio, es el discurrir de la vida: nacimiento, tránsito y muerte, momento a momento. A un chasquido de dedos, todo cambia segundo a segundo, cada respiración no es como la anterior ni será como la siguiente, cada respiración es única y a la vez forma parte de un proceso continuo.

jueves

Perfeccionismo o Humildad.

Recuerdo el día que.......Tenía un espejo delante y pensé que se trataba de hacerlo "perfecto" y lo que "se esperaba de mí", así que me frustré. Tenía un sentimiento de fracaso por mi propia exigencia, no viendo nada más (realmente nadie me había dicho nada en cuanto a lo que se me exigía, realmente diría que no había exigencia, no había que hacer nada especial ni llegar a un punto en particular, todo estaba en mi EgoMente). Relacionarme desde el bien o mal, correcto o incorrecto, perfecto o imperfecto, bien evaluada o devaluada...Criterios que establecen baremos tan diversos como lo somos cada Ser Humano con nuestras creencias, y que suelo ponerme bastante altos y suelen influirme bastante y, en consecuencia, impiden que fluya.

Pensé que no había pasado la prueba, con frases como: He recibido una cura de humildad; no he sido capaz de...; no me creo merecedora de...; no he pasado las pruebas...; he fracasado...; No sirvo...

Y resulta que al final me doy cuenta que no se trata de lo que hiciera con el otro o con la situación, sino con lo que me hago a mí misma.

Sólo puedo dar lo que tengo. Y sólo puedo ser consciente de lo que doy, cuando lo experimento.

Si quiero dar Amor, necesito aprender a darme Amor primero. Si quiero aprender Amor Incondicional, primero necesito empezar conmigo. La bondad, la compasión... Necesitan ser practicados en uno mismo antes de ponerlos en disposición de los demás. Así de simple.

La Humildad seguramente está aquí, más que lejos de querer hacerlo todo bien, perfecto, más que lejos de querer que me evalúen bien alto por temor a las críticas o juicios.. No "dar la talla" cuando nadie nos exige más que nosotros mismos, más que estar en la sala de espera-esperando a que llegue el momento perfecto en el que estemos perfectamente preparados y tengamos todo controlado... Irrealista es.

Más que eso, me atrevo a experimentar en mí, a aprender de mí, y luego me atrevo a compartir lo que tengo integrado tan sólo para seguir aprendiendo, según mis propias experiencias, mi propia mochila, mis propias gafas de ver mi realidad, teniendo muy claro que no van a ser para nada las del otro, por lo que para mí esté bien, para otro no estará tan bien, y curiosamente, viceversa.

Por otra parte, la perfección bloquea, paraliza. ¿Cuántas veces me descubro postergando cosas por no poder hacerlas como quisiera y cuando quisiera?¿Me dan ataques de pánico cuando las cosas cambian de pronto y aparece una nueva responsabilidad que atender en un plazo corto de tiempo?¿Puedo ver que todo lo que hago puede mejorarse y paralizo las cosas?¿Soy el eterno alumno que no se pone en práctica hasta que su baremo de exigencia de conocimientos se vea satisfecho, es decir, nunca?

Así que si la vida nos pide ponernos en marcha, si nuestro corazón nos dicta que ha llegado el momento de la acción, si pide a gritos empezar a hacer algo, si tenemos algo que compartir (todos lo tenemos y es algo único y distinto a los demás), con nuestro propio estilo, apoyados de nuestra propia maleta de aprendizajes y experiencias, HAGÁMOSLO. Sólo Hagámoslo.

Y elijo lanzarme a la piscina. Si tengo proyectos en la cabeza, los pongo en papel. Si tengo necesidad de escribir, pintar, cantar, bailar, compartir experiencias, aquello para lo que me he estado preparando y que me apasiona, me ilusiona, me llena de entusiasmo, lo vivo, lo amo, lo tengo como mi tercer brazo, me dedico a ello cuando puedo.. Lo Hago.

Soltemos ese ego perfeccionista y exigente y pongámonos en marcha, demos un primer paso, vivámoslo con el corazón, demos lo mejor que podamos en cada situación y con cada persona, arriesgando a fracasar, dando la bienvenida a las críticas y juicios, aceptando los NOES por respuesta y, sobre todo, intentándolo porque sólo un paso puede llevar a otro y así, sólo así, voy aprendiendo, ¡Caminando!. Nunca se aprende parado en el mismo sitio por miedo a tropezar o a caer.

Nunca se aprende sólo de conocimientos y teoría, si no existe una práctica y una predisposición a prueba-error. En mi pensamiento, no me quedo sólo con la teoría de las cosas.....Imagino qué tipo de profesional sería el que se haya dedicado únicamente a la teoría y no lo haya llevado a la práctica... Un inventor sin hacer uso de sus inventos... Al igual que el que habla de Amor sin haberse enamorado, sin haberlo sentido en su corazón y en sus carnes, con sus alegrías y sus tristezas; el que habla de vicios sin haberse enviciado nunca ni haber pasado por una "desintoxicación";  el que habla de duelos sin haber pasado por el intenso dolor de una pérdida....etc.... Estoy aprendiendo a no frivolizar con la teoría sin haberme atrevido a experimentarla, a vivenciarla. Y esto es lo que me prepara para poder compartir con otros, siempre bajo mi propia realidad y experiencia, que siempre se ve enriquecida por otros si, al compartir, estoy abierta a seguir aprendiendo... 

El EgoMente es el que tiene miedo a atreverse a dar pasos porque sabe que tarde o temprano va a "equivocarse". Y no es la equivocación en sí, es la actitud del ego, que lo ve como un fracaso y no como una experiencia/aprendizaje fundamental para crecer.

La actitud de servicio ante la vida no trata de ser perfecta ni de ser la mejor persona con los demás, ni la más buena, ni la de mejor cara siempre, ni de salir siempre airosa y con éxito de las situaciones... Trata de llevar el Ego a la Humildad, con Amor, Bondad y Compasión, haciéndole entender que es tan bueno los pasos que avanzas como los que retrocedes o te caes, porque siempre es una oportunidad para ser bondadoso con uno mismo cuando no haces las cosas "perfectas".

Sólo practicando y sintiendo de corazón el Amor, la Bondad y la Compasión conmigo, soy capaz de ofrecerlo en algún momento a los demás. No es teoría, no son bellas palabras y frases magníficas que apenas pueden tocar un alma alguna vez.. Hay que sentirlo de verdad dentro, muy dentro, en lo más profundo, hay que experimentarlo de verdad con uno mismo si quiero que sea auténtico para los demás. Y esto me estoy dando cuenta que lleva su tiempo, pero ya a lo largo del camino por seguro que merece la pena.

Así pues, siendo humilde y haciendo, atreviéndome desde el Amor a aprender, a caer, a levantarme de nuevo, a empezar, a dar otro paso más para avanzar e ir cargando esa mochila de cada vez más experiencias y aprendizajes, posibilitando siempre un paso a lo nuevo, a lo no encasillado, al Todo en lugar de lo individual. NO espero que la vida me traiga el momento perfecto, la persona perfecta, todo el conocimiento de una vez y sin la experiencia, porque esto, para mí, es Irreal. Mi vida exige ir haciendo cada día lo que puedo, ofrecer y compartir lo mejor en cada momento, sin listones, sin expectativas, sin reproches, sin referencias de esa identidad que me formo y que a veces está tan alta que ni siquiera la alcanzo, y eso me hace sufrir.

Así que sin esperar que esa identidad diga cuándo actuar..Porque quizá nos quedaremos esperando... En mi ánimo está el procurar ir haciendo...Cada día..Lo que puedo, lo mejor que puedo y cuando tengo sensación de desbordamiento, de fracaso, de frustración, pongo en marcha el impulso del corazón bajo ese Amor incondicional que ayuda a bajar el listón, a dejar de exigir la perfección y a reconocer con humildad nuestra capacidad de experimentar y aprender, en comparación con nadie más que con nosotros mismos. 

El corazón late a cada momento, a un rimo diferente, no se exige latir de una forma determinada, no tiene expectativas de esperar a ser perfecto para latir, no se reprocha cuando late pausado o intenso, no se cuestiona cómo debería latir..Lo hace sin más, cada día en su función, de la mejor forma que sabe para mantener el organismo vivo, hasta el día que deje de hacerlo.


Nuria Gomar.

Claro de Luna.

Es una suerte tener el brillo de la luna sobre las propias sombras porque así las veo con más claridad. 

Cierro los ojos y siento el movimiento del aire y la suave caricia en mi cara, escuchando su brisa, apenas susurrándome en medio de una sinfonía de sonidos nocturnos. Noto el peso de mi cuerpo, el roce de la ropa en mi piel, puedo oler algo intenso, penetrante, la misma sombra de la que noto presencia y se me eriza la piel. Emociones como corrientes de agua subterráneas se hacen notables dentro de mi cuerpo. Pensamientos que vienen y van a ritmo frenético y mareante como las olas de un bravo océano. Será de ahí que el sabor en mi boca tenga un gusto salado. Y abro los ojos y veo la hermosura que se me presenta cual obra de arte ante mí y siento que mi intuición me lleva a algo más allá de eso... 

Por un momento, me desvío del oleaje, de la presencia de la sombra, de la emoción en mi cuerpo... E intento asomarme a lo que puede haber al otro lado, trascendiendo todo eso.

Si me fijo en la luz de la luna, puedo ver que es lo único que permanece fijo, inmutable, mientras todo lo demás va y viene, la luz permanece en su naturaleza espléndida, radiante, calmada, en paz, casi esbozando una leve sonrisa, muy sutil, imperceptible, fusionada. 

Sigo conectando con eso y lo demás requiere mi atención con llamadas más fuertes, los pensamientos gritan, el oleaje se eleva, la emoción se intensifica en mi estómago, la sombra cada vez está más cerca de mí y yo sigo mirando la luna embriagada de esa luz, de esa calma que me transmite, de esa intensidad que me ciega en lo que me rodea y me abre visión a algo nuevo, algo que parece imposible de acceder.

Y de pronto todo aparece más calmado, sigue estando ahí, pero yo lo veo distinto: observo los pensamientos en el ir y venir frenético, pero ya no me identifico, observo la emoción de mi estómago, esa sensación de vértigo, frío y soledad, pero ya no es el foco principal de mi atención, observo la sombra acechando con su majestuosa presencia, pero ya no me engancho a ella. 

Es como restar importancia a todo lo que antes parecia tan poderoso.

Y todo se va desvaneciendo lentamente quedando a mi alrededor un espacio vacío. Seguramente todo esto volverá a surgir en el siguiente momento, pero ahora no hay nada y a la vez lo intuyo todo. Mi respiración se ha calmado, mi cuerpo se ha rendido a la sensación de paz, agradeciendo el océano de aire que le rodea y que le proporciona una agradable brisa de bienestar con sus suaves caricias. Y me doy cuenta que hasta el siguiente momento en que se vuelva a invadir ese espacio, he podido conectar con algo más profundo.

Antes agradecía a la luna reflejar con su luz mis sombras.... Ahora también le agradezco reflejar con su claridad un atisbo de mi propia claridad.


Nuria Gomar.

viernes

El jardín de la mente


Este es mi jardín de los elementos. Lo encargué justo el día de mi 38 cumpleaños a un maestro artesano. Ni había leído libros como "El Monje que vendió su ferrari", ni otras cosas sobre el poder de la mente, control mental, etc..Pero, en mi propia conclusión, todos van a parar a lo mismo: "Eres lo que piensas".