jueves

Buscar soluciones a un problema es más fácil de lo que piensas


Un problema representa para nosotros algo que solucionar, una cuestión que aclarar, un conjunto de hechos o circunstancias que dificultad la consecución de algún fin (según la RAE) aunque prefiero decir ahora que a veces simplemente hay que dejarse fluir con la vida. Nuestra mente está ejercitada para buscar soluciones inmediatas a todo lo que para nosotros son problemas cuando a veces se trata de dejarse llevar y dejar que el camino se nos presente solo.

Pero vamos a tratar aquí sobre la resolución de conflictos que representan un problema para nosotros y que reclaman de una "ocupación" más que de una "preocupación".
Un problema aparece cuando hay algo que nos está haciendo sentir mal y produciendo un conflicto y entendemos que hay que solucionar para sentirnos mejor. Para ello tenemos que buscar soluciones que dependan de nosotros y saber nuestros propios recursos. Esto hace que conecte mis recursos con lo que tengo que solucionar y me quede centrado/a en mí, no en la situación o en otra persona.

Es importante:

- No quedarse bloqueado. Las soluciones son infinitas, es decir, en cada momento presente hay una solución y si nos quedamos sin opciones, seguimos buscando. Esto es muy importante, el no quedarse bloqueado porque siempre que queramos, tenemos los recursos para salir de un problema. Están ahí. Los tenemos. Sólo hay que buscarlos y darles forma.

- Ponerlo por escrito para verlo de una forma más clara y desde una cierta distancia, ya que al ser escrito podemos revisarlo una y otra vez y dependerá de nuestro estado de ánimo en cada momento. Hay veces, al principio, que estaremos muy centrados en la preocupación del problema y hay otras, más adelante, que podremos verlo desde un aspecto en frío, más objetivo.

- Este ejercicio es bueno también no sólo cuando aparece un problema sino cuando tengo dudas sobre algo y necesito aclararme.

- Buscar opciones/soluciones que únicamente dependan de mí, ya que si dejamos que dependan del exterior, el exterior puede modificarse y no tenemos ningún control sobre el mismo.

- Averiguar qué es lo que me interesaría hacer tanto a corto como a largo plazo, según mis necesidades presentes, pero siempre con vistas a lo que sería más beneficioso para mí durante un tiempo prolongado.

Vamos por pasos hacia las acciones que podemos tomar:

1.- Definir claramente cuál es el problema. Exponer la situación y preguntarme una y otra vez cuál es el problema que quiero solucionar. Ponerme varias opciones si la situación es complicada y parecen haber más de un problema en la mesa y verlo siempre desde mi perspectiva, desde lo que me afecta a mí, no al otro, desde lo que me pasa a mí, desde lo que siento y no desde lo que siente el otro.

2.- Escribir una tormenta de ideas que representan las opciones que podrían solucionar el problema, por muy descabelladas que nos parezcan. Sin pensar demasiado. Lo que nos venga a la cabeza.

3.- Tachar las opciones más absurdas (ojo! Quizá aquí y ahora sean absurdas pero no sabemos si en un momento dado podrían volver a ser una opción)

4.- Exponer las ventajas e inconvenientes de cada una de las opciones pensando más en lo que nos proporciona una satisfacción continuada y prolongada en el tiempo que en algo que nos va a satisfacer en el momento pero que quizá no es beneficioso mantener por mucho tiempo.

5.- Del 0 al 10 puntuamos cada una de las ventajas e inconvenientes descritos según el nivel de importancia que tienen para nosotros en este momento.

6.- Sumamos las puntuaciones obtenidas anteriormente tanto para las ventajas como para los inconvenientes de cada una de las opciones y hacemos una resta: Ventajas - Inconvenientes = Resultado.

7.- Anotamos el resultado al lado de cada opción que hemos puesto primeramente y vemos cuál es el resultado de la que aparentemente me interesaría más. Aquí hay que tener en cuenta factores subjetivos porque si por ejemplo hay alguna solución en la que hemos puesto 1 sólo inconveniente que puntuamos 10 por su importancia y un montón de ventajas que nos dan más puntuación, quizá el inconveniente tiene más peso para nosotros que todas las ventajas, por lo que lo descartaríamos independientemente del resultado.

8.- Miramos la mejor opción y nos centramos en ella, como mucho 2 opciones. Ya no toco ninguna más por el momento. De esta solución, tendríamos que trabajar cómo la llevamos a la práctica mediante mis propios recursos.

9.- Necesitamos darnos un tiempo de comprobación para ver si la solución elegida me da los resultados que espero o no.

10.- Si no me da los resultados que espero, busco la lista de opciones y me voy a la siguiente más beneficiosa para mí poniéndola en práctica. SI no, a la siguiente. Si se me agotan las soluciones, vuelvo a buscar nuevas opciones y nunca, nunca, me rindo. NUNCA.
¿Te animas a poner estas 10 acciones en práctica en la próxima aparición de un problema?¿Comentamos cómo te ha ido?
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