Los tiempos de silencio no son tiempos muertos, más bien todo lo contrario. Son tiempos de actividad interna, como en el invierno, donde bajo esa capa de manto blanco, sabemos que hay vida en el interior y donde la naturaleza sigue su curso.
En excelencia, intentando trabajar hacia la mejor versión de un@ mism@, para lo que en este tiempo también debemos seguir practicando y entrenando el cuerpo físico y mente-consciencia mediante una o varias disciplinas en constancia diaria, porque necesitamos en este proceso fuerza y energía.
Es tiempo de dejar emerger las sombras, nuestros lados oscuros, y observarlos en silencio y con mucha bondad, aceptando esa parte de nosotr@s para poder equilibrarnos, a través de nuestra totalidad y no sólo a través de la parte que más nos gusta, esto también nos ayudará a ver el equilibrio en y alrededor nuestro, a través de esa fusión de dualidades. Necesitamos buscar ese espacio neutral, equilibrado, que dé cabida a todo. Y cuanto más amplio es este espacio, las estructuras rígidas y fijas empiezan a caer porque damos cabida a todo aquello que necesita expresarse, sin rechazarlo, y aquí aparecen todas nuestras creencias, ilusiones, expectativas, paradigmas, valores, etc, etc...
Simplemente observando todo esto desde una actitud lo más neutral y bondadosa posible, quizá tengamos la necesidad de formar nuevas estructuras que, si aprendemos y en experiencia, cada vez pueden ser más flexibles y estar más expandidas, dejando que se abran nuevas posibilidades, nuevas ventanas, nuevas puertas. Algo muere y algo renace. Y requiere de compasión, que no es pena, de amabilidad, que no es debilidad o ignorancia, de aceptación, que no es resignación.
Esto es el principio de la verdadera transformación cuando tomamos el tiempo de mirar hacia dentro.
Una y otra vez.
Sin rechazar estos momentos, sin temerlos, cada vez con más recursos para afrontarlos y para vivir también estas experiencias desde lo más profundo, en observación y Presencia absoluta y muy consciente. Repito, Presencia, no huida, no negación, no rechazo, a lo que Es, tal como es y no tal como nos gustaría que fuera, y aquí es donde empiezan a caer las estructuras con este acto de rendición poderosa ante lo que es y ante donde estoy, conscientes de que quizá no podemos estar en otro lugar aunque tengamos el rumbo claro de dónde queremos ir, pero para ello necesitemos enfrentar los embistes de varios oleajes, como un profundo acto de amor y confianza con la vida...... y también en sabiduría para poder sacar las comprensiones necesarias y a dar un paso más en el camino de vuelta a casa.
Gracias todos los que me estáis acompañando, ayudando, enseñando en cualquiera de sus formas, que respeto, honro, agradezco y amo mucho.
Una mañana de cálido sol.
Nuria Gomar.
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