¿Te ha pasado que cuando te has enfrentado por fin a esa situación que tanto temías, soltando tu miedo y diciéndote "venga, que pase de una vez lo que tenga que pasar y punto" o "ya estoy harto/a de esta situación, voy a poner fin, voy a enfrentarla y a ver qué pasa", al final te has demostrado que has podido manejarla mejor de lo que pensabas?
Pues te aseguro que puedes enfrentarla.
En mi caso: una vez que dejé de rechazar, acepté y solté, todo comenzó a fluir....
Es más, perdí el miedo. Y pude enfrentarme con tranquilidad, dentro de unos límites. El primer día lo he pasado peor que en el quinto, y en el quinto peor que en el décimo.
Necesité soltarlo.
Aceptarlo.
Dejarlo fluir.
No resistirlo.
Dejar de tener demasiada expectativa en un resultado, en algo que no depende de mí.
Dejar de dudar y desconfiar, eso no ayuda en ninguna situación y no aporta nada positivo.
Ser firme, no perder Mi perspectiva.
Tomar las cosas con calma, la impaciencia, el querer la solución ya, a veces no es posible ni lo mejor.
Y, sobre todo, una situación incómoda es una oportunidad, un aprendizaje disfrazado.
Pero, al final, pienso que todos y cada uno de nosotros nos enfrentamos mejor de lo que pensamos a lo que tememos y lo que era gigantesco, se va empequeñeciendo. Asegurémosnos de que tenemos el paracaidas en perfecto estado y..¡saltemos!
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