El trabajo como orientadora personal transpersonal (orientadora personal por el epígrafe de autónomo a lo que añado lo “transpersonal”) dícese acompañante de corazón, de alma, durante un tramo de camino, no se basa en la idea de que uno sea mejor que otro o esté por encima de otra persona o de un grupo de gente, se basa precisamente en la idea de círculo del que siempre hablo, porque es muy representativo para mí, como una cadena donde cada eslabón cuenta y es necesario para el crecimiento de todos, así como cualquier tema a trabajar, cualquier herida a sanar, es sanación para todos, cualquier experiencia personal, cualquier toma de consciencia expresada, cualquier manifestación de la sabiduría innata, es importante para todos.
Y al final, para mí, en lo que yo siento, esta cadena de elementos visibles “a los ojos de ver” y también de elementos invisibles para los ojos de ver, se enrosca como en espiral, hacia el centro, donde este círculo de personas es el contenedor, el que genera el espacio para que todo esto se dé y se manifieste y quizá como dice la canción “en espiral hacia el centro, el centro del corazón”.
Cuando me preguntaba alguien sobre esto y si yo tengo problemas -o retos- en mi vida, le respondo esto mismo.
Primero, mi sentido honesto de este trabajo y lo que implica y representa para mí,
después la visión de cada persona como eslabón sagrado, único e importante de la cadena para el crecimiento suyo y mío, que deriva hacia lo nuestro, de nosotros.
Y luego lo que digo en los grupos.. Claro que tengo problemas en mi vida (que me gusta más llamarlos retos para suavizar la cosa, sobre todo, cuando los siento en algunos momentos con esa magnitud desbordante), en las distintas áreas de mi vida, claro que estoy en el proceso de desarrollo de consciencia como todos, con mis propias experiencias y aprendizajes y heridas y dolores y alegrías.... Sólo soy un eslabón más que acompaña desde el corazón, -una gran responsabilidad que hay que "pulir" constantemente hasta llegar a ese diamante en bruto, en sus cualidades más puras que reflejan una actitud en la forma de gestionar la vida-.
Simplemente decidí este camino y decidí invertir en ello, tiempo, dinero, energía, corazón..... no sólo mío sino también de mi familia que me han apoyado en todos los aspectos, y decidí apostar por ello para después poder compartirlo. Nada más.
Del grupo yo soy el eslabón que invirtió en esas formaciones, que las pone en práctica y experimenta continuamente con las propias experiencias de vida y el propio proceso también. Nada más.
Eso sí, siempre digo que claro que cobro,
primero porque quiero que lo que me apasiona sea un medio de vida que me dé de comer y cubra mis necesidades y las de mi familia,
segundo porque todo lo que conozco, experimento y practico, lo quiero compartir y transmitir de una manera práctica, funcional, accesible, bondadosa con métodos de aprendizaje realmente integrativos, en la medida que sé y puedo, y en la medida que las personas que entran en esos grupos también transmiten sus opiniones respecto a los puntos de mejora en los programas, en los cursos, en los procesos individuales, que sirven para hacerlos cada vez más excelentes que no perfectos... No busco el perfeccionismo sino la Excelencia...., y esto lleva un tiempo de observación y un trabajo continuado.
y tercero porque soy el eslabón que ha invertido y sigue invirtiendo y simplemente estoy amortizándolo. jajaja
Y no puedo guiar a ningún sitio donde no he llegado todavía. En procesos donde la persona quiere avanzar y dar un paso más y yo siento que no puedo acompañarla porque simplemente aún no estoy ahí, remito a otros acompañantes que siento que pueden estar y pueden guiar adecuadamente. Siempre con el margen de error de que no todos conectamos de la misma forma con todos.
Desde esta perspectiva, para mí deja de tener fuerza conceptos ya caducos como competencia, rivalidad, ser mejor o peor, incluso de evaluación, calificación, de una forma de compartir rígida que genera tensión, con formas de aprendizaje caducos donde el “enseñante maestro” se sitúa por encima de los “alumnos” incluso visual y físicamente, dejando paso a un sentido más unitario, más cooperativista, más personal transpersonalmente, más consciente, en el acompañante, donde suelta esos conceptos, etiquetas, roles ya caducos, ya antiguos, que no sirven para esta era (opinión personal),
y se abre a la experiencia y se incluye en ese círculo como uno más,
transmitiendo desde su propio proceso de vida,
y pone en común herramientas y conocimientos,
adquiridos en un proceso previo de trabajo que ha decidido realizar,
para luego compartirlo con quiénes tengan el interés,
y se va puliendo,
para reflejar la mejor expresión, la mejor actitud en las circunstancias, las cualidades más puras,
activando no sólo las propias sino las del resto del círculo,
logrando sacar de cada uno sus propios recursos y sabiduría,
en procesos bondadosos, fluidos e integrativos.
Nada más y gracias si has leído hasta aquí.
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Un día frío de primavera.
Nuria Gomar.
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