Buen día. Espero que tod@s estéis bien y en calma, permitiendo y sosteniendo la situación en cada momento presente lo mejor que se sabe y se puede.
En mi opinión, son días de desahogo en todos los sentidos, y me gustaría explicar bien esto para que no se me malinterprete que le estoy quitando hierro a una situación de alarma mundial con consecuencias de impacto y extremas....no.....el desahogo entendido como la definición nos indica, alivio de pena, aflicción, manifestación “subida de tono” de un estado de ánimo.. desabastecimiento centros de alimentación, colapso centros de salud, mensajes desesperados en redes... Y no es para menos la verdad...y todos o casi todos hemos tenido esta situación, yo la primera.
Es como un grito interior de todo lo acumulado que supongo llevábamos tod@s ya y expresar en muy buena excusa todo lo que llevamos dentro y lo que nos afecta...precisamente aquello sobre lo que no tenemos ningún control.
Después de ese desahogo que viene y va, de uno de los que se va por un momento hasta que vuelva al siguiente.... vemos que ya está, que se queda ahí, como humanos que somos, observemos hacia dónde va y quizá veamos que al final no ofrece la solución..... las compras inconscientes, las salidas inconscientes, los colapsos médicos inconscientes, el pataleo hasta más no poder por quedarnos en casa, , resistirse, rechazar,.. con todo el derecho del mundo a exigir una situación justa y correcta en estos casos para todos los afectados, si, sobre todo a mí personalmente me afecta mucho la situación de los autónomos con cierres de negocios y el mantenimiento de gastos e impuestos sin ingresos, además de las personas que han sido despedidas o que no van a poder cobrar a tiempo, que no pueden seguir pagando sus alquileres, hipotecas, facturas cotidianas de luz, agua, gas, comida... uffff.....
Pero parece que la vida misma nos aboca, queramos o no, a esta situación, y a sostenerla como cada uno puede.
Y en esto quería comentar sobre el tema del miedo y toda la enseñanza que nos puede traer para la ecuanimidad y la compasión. Y no sólo como profesional, sino con todo lo que previamente me hizo serlo, crisis de ansiedad, depresión, somatización de migrañas con aura hasta derivar en un ictus, ante situaciones en mi vida....
Después del desahogo, es necesario un parón, ahora obligado, y os invito a que paremos, os invito a que respiremos, os invito a reflexionar, a observar, a interiorizar, en un espacio de silencio.
Y ahora simplemente hazte esta pregunta, ¿Qué es lo que más temes?
Y pon eso enfrente de ti, no mires hacia otro lado, ponlo en frente y obsérvalo fijamente... qué es aquello que más temes....
Observa si es algo que está sucediendo ya o es algo que tú crees que puede llegar a suceder, observa si es un hecho o es un pensamiento sobre lo que puede pasar, puede pasarte, puede pasar a alguien de tu entorno, puede pasar a nivel global, y realmente con honestidad y con consciencia observa que, si es un pensamiento del futuro, por muy mal que esté tu escenario ahora, siempre pensamos en algo próximo mucho peor como consecuencia y la incapacidad de poder resolverlo favorablemente, pero eso tampoco lo puedes controlar, no está bajo tu control esto, y es lo que más te está distrayendo de tu centro, volvemos a la fantasía sobre una situación real de algo que aún no ha sucedido.
Quizá tenga muchas probabilidades de que suceda, pero aún no ha sucedido, es tu escenario virtual basado en tu mochila, basado en la consciencia colectiva de todo lo que estás absorbiendo, de toda la información que te está llegando, lo que te está haciendo verlo con una actitud, y aquí sale la figura del miedo claro, ese miedo que es como mirar directamente al Sol. Cuando miramos directamente al Sol, nos ciega.
Así que es realmente ese miedo y quiero que te des cuenta que este miedo se origina en ti y como viene, se va, como se va, viene, y es por momentos, es un estado emocional, y es cambiante.
El ego está totalmente descontrolado aquí, no tiene capacidad de controlar nada y esto le inquieta, le inquieta mucho.
Es este miedo que ha salido a la superficie, que se ha hecho consciente, que se ha manifestado como un gran monstruo, un gran gigante, como un huracán que lo está arrasando todo, y entonces me surgen un montón de dudas, preguntas, preocupaciones, es como que son nubes oscuras que están rodeando nuestra Identidad.
Ante todo este caos fuera, sólo queda la introspección, porque el ego va a hablar desde el niño asustado, desde el niño en estado de pánico, te va a hablar desde ahí, desde la sensación de huir, de no me gusta esto, tengo mucho miedo, no quiero esto.
Y la respuesta es NO, necesitas mirar esto, necesitas poner enfrente a esto y aunque este estado mental se resista, tú sigues y sigues y sigues, hasta que se calme.
Eso a nivel social está pasando, nos hemos desahogado con actos inconscientes como esas compras compulsivas, dejando sin abastecimiento a otras personas que realmente necesitaban esa compra que otros tomamos de más.
Y cuando todo eso acaba, cuando acabo de gritar, cuando ya no hay más pánico que tener, es cuando entro en un estado de reposo, porque ya no tengo energía, me he consumido toda la energía ya en esto, así que el mismo cuerpo está en estado de reposo y ahí es cuando interiorizamos, ahí es cuando necesitamos mirar esto, mirar cuál es el volumen de ese miedo, ese pánico, entre un 1 y un 10, y hacerlo consciente simplemente.
Y cuando comprendo que es propio del ser humano, es cuando aplico la compasión, comprender que mis estados emocionales son así y que es congruente, es comprensible, que en esta situación aparezca esto, incluso en un volumen 10, sí, es así, somos humanos y nos enloquecemos también ante un estado de alarma constatado.
Pero cuando doy comprensión a esto, cuando acepto esta parte de mí, esta humanidad, es como que, por un momento, la reacción deja paso del enfoque hacia fuera al enfoque hacia dentro y es cuando surge la respuesta consciente.
Porque si nos perdemos fuera, al final podemos caer en la locura, no sólo de la infección sino de algo más grave, de la cabeza, de nuestra mente, y necesitar ya no medicación para tratar la infección (de fuera), sino para tratar la depresión (de dentro), así que necesitamos empezar a cambiar esta actitud. Es preguntarse (como digo siempre) si esto me sirve o no me sirve, para estar bien ahora, necesito estar bien ahora, por mí, por mi familia, por mi entorno..
Qué bueno encontrar a una persona que en medio de un caos, te ofrezca algo de calma, algo de tranquilidad, algo de comprensión, de compasión, algo de amor, algo de bondad, y para eso simplemente puedes empezar con la postura del cuerpo,
Revisa tu postura corporal. Cuando tenemos miedo, entramos en tensión, en pánico activamos la parte del cerebro de luchar o huir, y me pongo en tensión, y simplemente necesito relajar el cuerpo, tomar consciencia de la respiración, (recuerda las pautas que hemos seguido), consciencia de la postura.
Es intentar respirar de forma más calmada, que calmar la mente en ese estado es muy difícil. NO vayas directamente a la mente porque es imposible en un estado de pánico, es como ese elefante enloquecido que arrasa todo lo que tiene por delante. Esa mente es difícil de calmarla, en el mismo estado mental del que surge, entonces necesitamos acceder al estado más profundo de mente, para calmar a ese niño/a en pánico. Así que, te invito a que lo hagas.
Recuerda una de las prácticas donde, después de poner el foco de atención en la postura y en la respiración, nos decimos..”estoy respirando suavemente”, hasta que realmente lo sientas así. Primero creételo, cree que eres capaz de respirar suavemente, lo has hecho miles de veces, hasta que sea así, es como al desahogo del niño/a, luego simplemente ya lo abrazas, lo calmas, y luego sale la consciencia que atestigua, esa consciencia testigo que atestigua todo lo que se manifiesta, todo lo que emerge, porque ningún pensamiento es dueño de sí mismo, realmente eres tú quien controlas tu pensamiento, quien decide si aceptarlo o rechazarlo, si engancharte a él o tomar distancia, ese es tu control, ese es tu centro de equilibrio, desde la ecuanimidad, desde la neutralidad, ese es el ojo del huracán.
Y desde ahí, añade una cualidad pura, la que necesites en este momento para tu proceso... puede ser, con ecuanimidad, con calma, con amor, con compasión, con desapego...con paciencia, con bondad... o cualquier otra que ahora sientas que necesitas reforzar en ti.
Y añádelo...”estoy respirando suavemente con....” y repítelo como un mantra. Sólo enfoca en este pensamiento por un tiempo mientras sigues enfocando en relajar la postura, destensionar las zonas tensas y relajar la respiración. Nada más.
Y este miedo no es nada único para ti, realmente somos personas en todo el mundo que pertenecemos al mismo club, así que somos parte de algo muy grande mundialmente en el que todos estamos implicados.
Y es necesario dar un rotundo SI a la existencia humana y la existencia espiritual, a la existencia superficial y a existencia profunda, a la existencia ignorante y la existencia de sabiduría, es necesario ese si rotundo para no generar ningún desequilibrio, para equilibrar ambas partes, para eso necesitamos lo que hablamos siempre, comprender la naturaleza de nuestra mente, y aplicar mucha compasión. Ahora justamente la práctica de la compasión es la que yo diría que sería la más efectiva.
Y en esa reflexión, en esa consciencia testigo, simplemente empieza a equilibrar las cosas.
Si te parece, bueno, yo escribí unas cuentas cosas que a mí me ayudaron a equilibrar la situación aunque yo también estoy enganchada a momentos de miedo, de pánico, de grito, de desahogo, de locura en las redes, de compartir, y sí, también me lo permito esto, pero luego en la calma, retomas el centro, parece que cada vez que vuelves a retomar el centro, ya la calma se hace más grande, o los momentos de calma ya son más que los momentos de pánico.
Y yo te invito a que reflexiones de qué te hace tomar consciencia esta pandemia,
¿Te hace tomar conciencia de cómo te cuidas?
¿De cómo cuidas al planeta?
¿De cuáles de tus hábitos son saludables y cuáles no son saludables?
¿Del valor del tiempo?
¿Del valor de la salud?
¿De que la muerte llega sin avisar? (Ese check out que nadie esperamos que venga y que te llama a la puerta del hotel de la vida y te dice, ya es hora de salir, ya ha cumplido su estancia aquí)
¿De que tienes que desapegarte de tus apegos? (Cuando llega un momento como este, nos vemos obligados a desapegarnos de muchos apegos y eso nos genera preocupación, sensación de vacío, de una caída libre donde no sé dónde voy a caer realmente)
¿De que no controlas nada, excepto tu actitud?
¿De nuestro irreversible proceso de envejecimiento del cuerpo físico? (Una cultura de antienvejecimiento o de proenvejecimiento, ¿nos estamos cuidando para llegar con salud a la vejez aceptándola, aceptando que el cuerpo físico envejece, que enferma y que muere? ¿o estamos a la carrera de ir anti todo esto?
¿De la enfermedad?
¿De ponernos en el lugar de la situación de otras personas? (no tener para comer, bloqueos, cierre de fronteras, limitaciones, aislamiento)
¿De privarnos de gestos como el abrazo, el beso, el contacto con los demás, de darnos cuenta de que algunos lo echamos de menos y de que eso era algo valioso realmente en el ser humano? (el sentido del abrazo, que por otra parte, lo podemos sustitir ahora con una mirada sostenida, una mirada compasiva, una mirada bondadosa y amable, una mirada que calme, que abrace)
¿De retomar el sentido de la familia, el tiempo de pasar con la familia, reencontranos y redescubrirnos en el núcleo familiar de nuevo?
¿O en la soledad de un espacio de no convivencia más que conmigo mism@.. de sólo ser un miembro de la unidad familiar en casa?
¿De pensar no sólo en mí, sino de pensar ahora en otros, en sentido de la solidaridad?
¿De lo que es importante y de lo que es realmente importante ahora?
¿Del sentido de tu vida y de tus prioridades?
¿De tu lenguaje tanto interno como externo? ¿Te sirve para estar en calma y calma a los demás?
¿De cómo sostener soledad y silencio en un entorno de ruido?
¿De valorar y agradecer lo que tienes?
E imagino cada persona tenéis muchas más cosas para esta lista de ecuanimidad, que acostumbramos a hacer en las sesiones con cada extremo negativo de una situación, para equilibrar también con lo positivo de una situación, por dura que sea.
Así que mantener la calma, vivir en esa presencia consciente, permitámonos ser humanos con nuestros estados emocionales alterados, pero la práctica recuerda no es que no nos dispersemos, eso lo haremos siempre, sino que la práctica es volver al centro, una y mil veces, las que haga falta, que cada vez nos cueste menos retomar el centro y volver a conectar, volver a conectar desde el interior, desde el corazón, desde la compasión, desde el amor, desde la conciencia, desde esa atención plena, para simplemente tomar acciones conscientes, acciones responsables.
Este es mi sentir, mi forma de pensar ahora.
Quería transmitirlo para estos días.
Gracias.
También es una época para agradecer por todo lo que tenemos y por todo lo que recibimos de otras personas.
Mucho ánimo, a seguir de forma consciente y bondadosa, con todos los stops que necesitemos hacer cada vez que sintamos que nos dispersamos de nuevo del centro, retomando con el cuerpo, la respiración, los recursos que hemos practicado con varias disciplinas, porque ahora es la verdadera práctica.
Así que, ante las pruebas piloto en nuestra cotidianidad que hemos ido haciendo, ahora la vida nos ha puesto en jaque con esta gran prueba y yo estoy segura que todos nosotros vamos a pasarla, transitarla, sostenerla y aceptarla bien, y esto hará que generemos un beneficio no sólo para nosotros sino para nuestro entorno y es maravilloso poder encontrar a alguien que pueda sostener tu preocupación, frutración, miedo,que lo comprenda, que empatice, y muy compasiva,ente pueda sostenerlo contigo en esa escucha atenta a los demás y entre todos tomar acciones muy conscientes con nosotros, con el entorno y con el planeta.
Un gran abrazo lleno de energía.
Espero que esto sirva de algo y que tengáis muchos buenos momentos presentes y los disfrutéis también.
Os amo mucho.
Un día de estado de alarma.
Nuria Gomar.
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