2ª semana febrero 2010.- Las personas que te rodean.

 Este sábado de curso de coaching y este power point me han inspirado a la hora de escribir este nuevo artículo para la semana.

Las personas que nos encontramos, que nos rodean, están a nuestro lado, llegan a nuestra vida por alguna razón, están aquí, con nosotros, por algo.
Todas ellas están para enseñarnos algo de nosotros mismos y de nuestro aprendizaje de vida. Así, nuestra vida tiene sentido por las personas que nos rodean.

Hay personas que llegan cuando necesitamos algo o tenemos alguna carencia de algo y/o ellas también. Llegan, nos llenan esa parte y luego puede que desaparezcan porque han dejado de tener ese sentido, esa misión en nuestra vida. Quizá nosotros o ellas mismas decidimos desaparecer para continuar cada uno su camino, donde aparecen más personas.

Cada ser tiene un camino de vida y no siempre vamos acompañados de los mismos otros seres a lo largo de todo él.

Así, van desapareciendo familiares, amigos, conocidos, compañeros,..

Y según como esas personas hayan llenado nuestra vida, ocuparán un sitio poderoso en nuestro corazón.

Una muerte, por ejemplo, es algo muy duro de sobrellevar, aunque cada camino de vida es propio y único para cada ser, tiene su propio principio y fin o punto y aparte. Lo importante es agradecer el tiempo que hayamos podido compartir y comprender que no se trata de una injusticia si el camino se difurca o acaba para un ser y no para el otro.

En rupturas o separaciones de pareja, amistades,-... donde el otro sigue existiendo pero hemos decidido tomar caminos diferentes, podemos comprender que ese ser o nosotros llegamos ambos en un momento concreto de nuestras vidas para aportar algo, por un tiempo determinado, y a veces sucede que el camino se divide si tiene que suceder.- En cualquier caso, siempre habremos aprendido algo de esa relación o amistad que hoy se ha perdido. Estuvo por algo en nuestro camino.

Los enemigos también tienen sentido en nuestras vidas. Están para enseñarnos algo igualmente, para mostrarnos nuestros propios miedos y temores, para descubrirnos nuestros propios valores, para reafirmarnos o fortalecernos, quizá para mostrarnos cómo no queremos llegar a ser.

El caso es que el ser humano aún está aprendiendo, dependiente de situaciones dolorosas que aún no somos capaces de comprender del todo pero que llegará un día en que ya no serán necesarias cuando nuestro proceso pase del aprendizaje a la maestría, a la mejora continuada y a la superación.